UNIVERSO MAYA
HONDURAS
Los catrachos, como se les conoce a los hondureños, han sido bendecidos con una tierra rica y de vasta biodiversidad. Varias de las ruinas arqueológicas más importantes y místicas de todos los tiempos, Copán y Roatán, son parte del hogar de más de 700 especies de aves que vuelan en libertad, áreas que han conseguido ver cómo un 25% del terreno ha sido declarado área protegida para la procreación y recuperación de aves tan importantes como la guacamaya o el tucán.
Las ruinas de Copán, conocidas como la “París del mundo maya”, capital de un importante reino maya entre los SV y SIX fueron declaradas por la UNESCO como Patrimonio Arqueológico de la Humanidad en 1980. Situadas en el occidente del país a 14 km. de la frontera con Guatemala se descubrieron en 1570 por Diego García de Palacio, se cree que albergó unas 30.000 personas y que por su mandato pasaron hasta
18 gobernadores antes de verse abandonada en el SIX, cuando fue tragada por la selva, consiguiendo así un estado de conservación permanente.
De su vasta superficie se conocen nada más que 0.4 km2 de los antiguos 24 km2 que se
supone tener, por lo que hay una gran cantidad de construcciones y vestigios soterrados; esto adquiere mayor importancia a raíz de que cada gobernante destruía las construcciones
del mandatario anterior y volvía a construir nuevamente sobre lo derribado, aunque en ocasiones, algunos edificios como el edificio Rosalila, eran tan sagrados que fueron recubiertos casi intactos. Las monumentales plazas públicas revelan los tres principales
períodos de su desarrollo y gracias a que las inscripciones en sus monumentos son muy cortas se da una información muy específica sobre los rituales y costumbres.
Entre sus construcciones más señaladas nos encontramos con la Escalinata Jeroglífica,
una escalera monumental de 63 peldaños de 10 m de ancho con más de 2.000 jeroglíficos. La inscripción maya más larga conocida, se erigió durante el reinado número 15 del gobernante Humo Caracol, se cree que es una especie de árbol genealógico de la dinastía copaneca fundada por Yax-Kuk-Mo. Otro de sus puntos fuertes es La Gran Plaza, donde se destacan los -muchos zoomorfos- altares y las estelas, siendo la mayoría de estas consagradas durante el reinado del 13° rey entre los años 711 y 736. Otras zonas de interés son la acrópolis, el altar Q o la extensa red de túneles que se han excavado y que han dejado al descubierto tumbas y templos que no estaban a simple vista al nivel del suelo.
Al igual que en El Salvador aquí también se realizaban juegos de pelota, considerándose como la actividad que marcaba el centro social de la ciudad. Los singulares marcadores, aún vigentes, tienen forma de cabeza de guacamaya y se ubican en las paredes inclinadas. Copán ruinas es un espacio protegido y de procreación para las aves, contando cerca con un santuario y un proyecto de “guaras en libertad” en la Reserva Natural Macaw Mountain. Allí se recuperan pericos, guacamayas, zopilotes, tucanes que han estado en cautividad o que llegan al parque dañadas y con fallos de comportamiento natural, tras convivir por años
con personas. Esto es de especial preocupación ya que tanto las guacamayas verdes (en peligro de extinción) como las rojas pueden llegar hasta los 90 años en cautividad, adquiriendo comportamientos humanos tales como dejar de volar, rechazar a su especie, enamorarse de los dueños e incluso caminar como ellos.
En continuidad nos encontramos con la Ruta Lenca-Maya que va desde La Paz hasta Copán. En esta vía se puede acceder a La Esperanza (Intibucá) para ver los tejidos y los telares de las coloridas prendas de las mujeres lenca. Comunidad de la cual nunca se han encontrado escritos sobre su lengua, es una de las últimas descendientes de los mayas que habita en diferentes zonas de Honduras y El Salvador desde tiempos precolombinos.
Lempira, es uno de los pueblos coloniales con más encanto del país, con un bello casco histórico y su níveo Fuerte de San Cristóbal (1536) desde el que se aprecia el Parque Nacional Cerro de Celaque. Como curiosidad, en la plaza central hay una gigantesca Ceiba junto a una iglesia y es que los lencas adoraban este árbol y se solían reunir bajo él para mostrar respeto a las deidades; dada su amplitud el tronco representaba a la tierra, las raíces al inframundo y las ramas al cielo. Es por ello que, muchas veces los gobernadores construían iglesias al lado de estos árboles para intentar convertir a los lencas al cristianismo. Por último, es imprescindible la visita al pueblo de Santa Rosa de Copán, una ciudad fundada por productores de tabaco, con un colorido casco histórico reconstruido
donde predomina la arquitectura vernácula con estilo colonial. Aquí nos encontramos con una entrañable y curiosa casa/fábrica de licor café, la licorería Timoshenko de la santarrocense Micaela Peña, así como la Casa Bueso, la primera casa de puros (1766) que produce el famoso puro flor de Copán; es tal la importancia de los tabacos que desde hace muchos años se festeja “la noche de los fumadores” durante dos veces al año, donde a la par que se hacen puros se realizan catas y se beben licores