EL PAIS DIACACHIMBA
NICARAGUA
El país más grande de Centroamérica nos deleita con bucólicos ritmos y culturas aborígenes, afroantillanas y coloniales; una rica y diversa mezcolanza que nos traslada hacia una atmósfera “diacachimba” = “lo mejor de lo mejor”. Aquí te esperan León y Granada, conocida como “la gran sultana”, señoriales ciudades coloniales fundadas en 1524 a lo largo y ancho del camino real que sigue interconectando a los pueblos autóctonos, además de la presencia de la vasta carretera panamericana que permite los cómodos desplazamientos entre ciudades y países.
El creciente turismo se concentra sobre todo junto a la cordillera volcánica de los Maribios, con espectaculares parajes como el lago Managua o Xolotlán (65 x 58 km), la laguna de Apoyo o volcanes activos como el Masaya. Por otra parte, nos encontramos con el casi infinito lago Cocibolca, el más grande de Centroamérica con 8.264 km2 de extensión de aguas dulces. Este cobija a la isla más grande del mundo dentro de un lago: la isla de Ometepe, con dos volcanes en su interior que albergan 300 isletas, 80% habitadas y el 50% con población local, que disponen de colegios e incluso casas de lujo, bares y discotecas.
La bella ciudad de León, bombardeada y reconstruida a imagen y semejanza, cuenta con un sinfín de patios interiores que recuerdan a los jardines andaluces, callejuelas, plazoletas y palacetes. Rincones y lugares históricos, entre los que destacan la casa y calle del poeta Rubén Darío. Aunque pueda parecer menos atractiva que la colorida Granada, en parte debido al recuerdo de las viejas ciudades españolas que siguieron a rajatabla el criterio urbanístico de la corona española, ostenta una extraordinaria arquitectura colonial, con unas 13 sensacionales iglesias abiertas para su visita, como La Recolección, La Merced, El Calvario o la Basílica Catedral de la Asunción de León, más conocida como “la catedral de la luz”.
Con una gran cantidad de lagunas y montañas creadas por volcanes no es de extrañar que uno de los grandes fuertes del país sean lugares como la Reserva Natural Volcán Mombacho, el Parque Nacional Masaya y el volcán Cerro Negro; en este último, los visitantes pueden realizan sandboarding con una tabla de madera a lo largo de un desnivel de 728m tras ascender a la cumbre. Al caer la noche, en la mitad del camino entre Managua y Granada, la caldera más importante de la ciudad de Masaya y del Parque Nacional homónimo, conocida como “La Boca del Infierno”, lentamente cobra vida. Rodeados de una tierra tosca, dramáticamente salpicada en sus más de 54 km2 por las continuas erupciones del pasado, los tonos rojizos del atardecer parecen mezclarse con el borboteo de lava del cráter Santiago, donde se expulsan gases y fumarolas a lo largo de 500m de ancho y 200m de profundidad. Durante el trayecto hacia la cumbre, se pueden ver los túneles que se
formaron en las últimas erupciones y que dejaron formas curiosas, creando uno de los reclamos turísticos más llamativos que hay a lo largo de las tierras bañadas por el Pacífico